Hemos revisado en estas páginas las dificultades en el proceso de autonomización de la ciencia política peruana. La paternidad del constitucionalismo, la sociología marxista y la tradición de las grandes interpretaciones contribuyeron a mantener la falta de autonomía académica de la ciencia política peruana.
Pero, ¿ha provocado algún problema esta carencia? La respuesta es afirmativa cuando menos a tres niveles. En el académico, la mayoría de la bibliografía sobre la política consta de grandes ensayos cuyas pretensiones son interpretar el conjunto social. Hay una notable ausencia de reales investigaciones, que nos colocan en un lugar rezagado en la región. Un segundo nivel se encuentra en la calidad del debate político. Un marcado desconocimiento de tópicos claves de la Ciencia Política (democracia, partidos políticos, instituciones políticas, sistemas electorales, opinión pública, entre otros) ha contribuido a la pobreza y baja calidad de dicho debate, que ha recrudecido en los últimos años. Finalmente, el mercado laboral privativo de la Ciencia Política (consultoría, asesoría, docencia, investigación, etc.) es ocupado por profesionales de otras disciplinas con las limitaciones mostradas frecuentemente.
El panorama anterior condiciona, evidentemente, la propia enseñanza actual de la Ciencia Política. Esta se imparte en pocos cursos en muchas universidades. En la mayoría de ellos, en el formato de cursos introductorios. Una mirada general podría hacer pensar en la existencia de un escaso interés por parte de los alumnos quienes consideran los cursos de Ciencia Política aislados y sin continuidad. El interés en estos temas existe, pero más bien acompañado por una oferta débil y limitada, con cursos aislados y no integrados en un plan de estudios general. Pero lo principal, la inexistencia de una oferta de la Ciencia Política como carrera académica autónoma.
Asimismo, se tiene la idea de estar frente a cursos fáciles, impartidos por abogados, sociólogos y filósofos, en algunos casos sin preparación especializada en la disciplina. Todo ello agravado por una notoria indiferencia, sino de rechazo, de todo aquello asociado a la política. Por lo demás, el alumnado más receptivo, señala como obstáculo la inexistencia de un mercado laboral. Obviamente, éste no se abrirá para él, mientras la disciplina no se profesionalice como sus pares en las ciencias sociales, que a su vez es parte del proceso de su autonomía que ya se inició. Este es uno de los retos de la Ciencia Política peruana.
Mas Informacion Visitanos en:http//www.trabajoperuano.com
Pero, ¿ha provocado algún problema esta carencia? La respuesta es afirmativa cuando menos a tres niveles. En el académico, la mayoría de la bibliografía sobre la política consta de grandes ensayos cuyas pretensiones son interpretar el conjunto social. Hay una notable ausencia de reales investigaciones, que nos colocan en un lugar rezagado en la región. Un segundo nivel se encuentra en la calidad del debate político. Un marcado desconocimiento de tópicos claves de la Ciencia Política (democracia, partidos políticos, instituciones políticas, sistemas electorales, opinión pública, entre otros) ha contribuido a la pobreza y baja calidad de dicho debate, que ha recrudecido en los últimos años. Finalmente, el mercado laboral privativo de la Ciencia Política (consultoría, asesoría, docencia, investigación, etc.) es ocupado por profesionales de otras disciplinas con las limitaciones mostradas frecuentemente.
El panorama anterior condiciona, evidentemente, la propia enseñanza actual de la Ciencia Política. Esta se imparte en pocos cursos en muchas universidades. En la mayoría de ellos, en el formato de cursos introductorios. Una mirada general podría hacer pensar en la existencia de un escaso interés por parte de los alumnos quienes consideran los cursos de Ciencia Política aislados y sin continuidad. El interés en estos temas existe, pero más bien acompañado por una oferta débil y limitada, con cursos aislados y no integrados en un plan de estudios general. Pero lo principal, la inexistencia de una oferta de la Ciencia Política como carrera académica autónoma.
Asimismo, se tiene la idea de estar frente a cursos fáciles, impartidos por abogados, sociólogos y filósofos, en algunos casos sin preparación especializada en la disciplina. Todo ello agravado por una notoria indiferencia, sino de rechazo, de todo aquello asociado a la política. Por lo demás, el alumnado más receptivo, señala como obstáculo la inexistencia de un mercado laboral. Obviamente, éste no se abrirá para él, mientras la disciplina no se profesionalice como sus pares en las ciencias sociales, que a su vez es parte del proceso de su autonomía que ya se inició. Este es uno de los retos de la Ciencia Política peruana.
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