España tiene una economía que basa su crecimiento en el crédito, pues los sectores productores que impulsan su PIB (las Pymes y los autónomos) requieren del endeudamiento para crecer y apuntalarse. Sin ese crédito, se estancan, y en algunos casos desparecen.
Sin la flexibilidad económica para que el dinero fluya de las instituciones financieras a los emprendedores, el panorama se ve difícil para la reactivación económica, pues más del 60% de los empleos nuevos se crean desde las pequeñas y medianas empresas.
Sin crédito, no hay nuevos empleos.
Sin embargo, ese panorama no desalienta al crecimiento económico: el aumento del PIB se ralentizará en un tercio, pero no llegará a valores negativos nuevamemente. Las autoridades económicas estarán contentas, pues podrán dar la cara a los diarios con un escenario fuera de la recesión, pero el futuro para los trabajadores en paro no será nada halagüeño.
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